De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo, OTM, el mercado hotelero de América Latina tiene buenas proyecciones para este 2020. En un reciente informe publicado por esta entidad, se asegura que tan solo a México, durante este año, llegarán unos 400 millones de turistas internacionales de viaje por el país. Otros países de la región con muy buenas perspectivas de ocupación hotelera son Panamá y Colombia.
Las necesidades y desafíos de este sector hoy en día, en relación con la seguridad, no son pocos, pues la industria hotelera no solamente debe enfrentar la evolución de los riesgos de seguridad ligados a la interconectividad (las amenazas cibernéticas) sino que además debe garantizar óptimas condiciones de seguridad para sus clientes, con una premisa adicional: que las medidas de protección de su integridad física, sus bienes y sus datos no atenten contra su confort ni su privacidad, es decir, que puedan sentirse tan a gusto y protegidos en el hotel que elijan como en su propia casa.
Adicionalmente, hoy en día la percepción de seguridad en un hotel es un factor determinante en su elección.
Mientras que para los visitantes un hotel se traduce en un escenario de confort, descanso y seguridad a toda prueba, lo que sucede detrás de bambalinas es un verdadero despliegue de protocolos, tecnologías y tareas, encargadas a cientos de personas y sistemas, para garantizar los altos estándares operativos requeridos en este tipo de infraestructuras.
En consecuencia, desde el punto de vista de los administradores hoteleros y de los encargados de la instalación, gestión y mantenimiento de los distintos sistemas, la seguridad de este tipo de infraestructuras es bastante compleja, pues no solamente tienen muchos requerimientos, sino que además hoy en día los hoteles son mucho más que lugares para dormir u hospedarse.
La seguridad en la industria hotelera: una tarea de alta complejidad
Muchos de ellos son verdaderos complejos turísticos, de gran extensión, que abarcan enormes áreas, tanto en el centro como en la periferia de las grandes ciudades, o en playas o sectores menos urbanos de importantes sectores turísticos en todos los países.
Pueden ser edificaciones complejas, con cientos o incluso miles de habitaciones, con áreas especiales como centros de datos, salas de operación de sistemas críticos, áreas restringidas, centros comerciales o de negocios e incluso espacios de coworking, una nueva tendencia que aparece ante el panorama de un mayor número de teletrabajadores en el mundo entero.
La industria está bastante regulada en este aspecto y aunque la inversión en seguridad puede llegar a representar un rubro importante, sin duda es un elemento diferenciador, que guía la elección de los clientes y que tiene un peso importante frente a sistemas de alojamiento como AirBnB, una de cuyas principales debilidades es no contar con sistemas de protección frente a la gran cantidad de riesgos a los que pueden verse enfrentados los turistas y ante los cuales necesitan protección.
